La justicia investiga el fantasma del narcotráfico detrás de la masacre de González Catán
Tras la balacera que dejó cinco muertos, creen que detrás de la venta de terrenos y lotes está la explotación e instalación de “cocinas” de producción de drogas a gran escala.
En las últimas horas, los investigadores judiciales sumaron información sobre las vinculaciones de los punteros políticos vinculados con la masacre de González Catán con el narcotráfico. Desde Villa Celina, el dirigente social, Eduardo Belliboni, confirmó tal hipótesis a Baby en el Medio en Radio Rivadavia y se mostró incrédulo por el esclarecimiento de los cinco asesinatos, incluidos, un joven militante del Partido Obrero oriundo de esa localidad de La Matanza.
Es que, desde Villa Celina, parten diariamente, combis que “levantan” interesados en conseguir un terreno para construir su vivienda propia en distritos más alejados del municipio de La Matanza como Virrey del Pino o el barrio lindante a la tosquera de González Catán.
Dos días después de la masacre, el fiscal Carlos Adrián Arribas de la UFI de Homicidios, insiste en encontrar a los responsables de los asesinatos y a sus autores intelectuales. Anoche, el fiscal realizó una serie de allanamientos para dar con una puntera del barrio, de nacionalidad paraguaya, llamada Juana Correa Villalba, señalada por los vecinos como la cara del gran negocio inmobiliario clandestino.
Correa (43) figura en los registros oficiales como peluquera, con domicilio en Pontevedra, partido de Merlo, lindante a La Matanza. Su casa fue allanada al igual que las propiedades de sus familiares directos pero la policía bonaerense aún no la encontró. Formalmente, Correa no tiene un pedido de captura, hasta este momento. Para Belliboni, detrás de la sospechosa puntera, se esconde el fantasma del narcotráfico.
Es que el domingo pasado el clima estaba caldeado en la tosquera de Catán pero los 150 vecinos que participaban de una asamblea reclamando mayor seguridad y el tendido de energía eléctrica en el futuro barrio, no esperaban la ráfaga de disparos de larga y corta distancia de un grupo de sicarios contratados, según cree la justicia, por punteros locales como Correa.
Una de las hipótesis judiciales que se mencionan es que, detrás de la venta de terrenos y lotes está la explotación e instalación de “cocinas” de producción de drogas a gran escala.
Un año atrás, según el ex candidato a intendente de La Matanza, Lalo Creux, se había denunciado la usurpación de esos terrenos. La denuncia, radicada en la UFI Nº2, de La Matanza, no prosperó, más allá, de la formal imputación de la supuesta vendedora de los lotes, la citada Correa.
Para efectivos de la policía bonaerense consultados por este medio, “los vecinos son amenazados constantemente, y por eso nadie se anima a hacer las denuncias, los aprietan para que efectúen los pagos y se aprovechan de la necesidad de la gente”. Belliboni aseguró que tiene a sus compañeros “apretados y nadie hace nada”. Pero no quiso mencionar a nadie en particular y echó las culpas a la política nacional de seguridad que, según él, persigue a los pobres.
En redes sociales, como si nada hubiese pasado, se volvieron a publicar “ofertas” de falsas inmobiliarias que ofrecen terrenos a precios “populares” a los vecinos de Villa Celina.
Celina se convirtió, en las últimas décadas, en un epicentro comercial. Allí se asentaron los talleres clandestinos y cocinas de drogas que la policía federal cerró a comienzos de siglo en el Bajo Flores y en Parque Avellaneda basadas, muchas de ellas, en denuncias de agrupaciones civiles como La Alameda. El negocio se mudó a Celina, ubicada estratégicamente, a minutos de la feria más grande del país, en La Salada. Además es el lugar donde reside la comunidad boliviana más grande de la Argentina. Por esa razón, Evo Morales visitó la ciudad durante la gestión de Mauricio Macri, a comienzos del 2019.
Al menos dos de las víctimas fatales eran vecinos de Villa Celina.
La reunión de la tragedia, según los vecinos, había sido pactada, semanas atrás. El día anterior, los agresores dispararon al aire para expulsarlos del lugar. Pero los compradores de lotes ilegales regresarían al día siguiente. El verdadero dueño del terreno de González Catán prefiere mantenerse anónimo pues desconfía del accionar policial y del poder que tienen los punteros señalados de estar detrás del negocio de la usurpación de terrenos.
Otra vez, el fantasma del narcotráfico asoma en sus respuestas. (NA)